Cansado. Después de viajar tantas horas para regresar a mi querida Lima, regreso de Trujillo, una ciudad que me brindó nuevas experiencias y emociones durante casi una semana. Eran aproximadamente las nueve y media de la noche cuando mi celular comenzó a sonar, era Junior, mi mejor amigo, me avisa que “la gente” irá a Aura, una de las discotecas más conocidas del distrito miraflorino.
Además de informarme a dónde iremos, quedamos en como iremos, nos pusimos de acuerdo en encontrarnos en su casa para hacer unos “previos” y poder ir “empilados a nuestro destino.
Después de hablar por teléfono, entré un rato al MSN para ver quienes estaban conectados y si había alguien interesante con quien conversar un rato mientras la terma calentaba el agua para poder bañarme. Además, me di un tiempo para revisar el correo electrónico de la Universidad, ya que el profesor Súnico, envía mails a cada rato, y ya como había faltado a dos de sus clases, mis primeras faltas, debía ponerme al día y “chequear” si nos había mandado algún trabajito.
Para mi mala suerte, si, el “profe” envió dos mails, el primero informando que debemos leer el libro “Ojo por Ojo” para el parcial, y el segundo en el cual nos avisa que este viernes debemos presentar la nota informativa y la crónica.
Al acabar de leer este e-mail pensé, “Tengo una buena excusa para salir, para mi mala suerte deberé ir a divertirme, ya que es un trabajo para el curso…”
Después de apagar la computadora subí al segundo piso de mi casa para ir a bañarme, ya bañado me cambié, converses rojas, un Jean azul y una camisa negra.
Antes de salir, les pedí permiso a mis padres, aunque de todas formas no se podrían negar, ya que quisieran o no, era un trabajo obligatorio del cual depende mi nota parcial.
Ya con la autorización y también con el dinero que me dieron para estar tranquilo durante mi noche de “juerga-trabajo”, salí de mi casa, queda en el distrito de La Molina, unas cuadras más abajo de la ”pre” de nuestra universidad.
Tomo un taxi, y le digo que me lleve hasta el cruce de la Av. Benavides con la Av. Caminos del Inca, ahí me encontré con unos amigos y nos dirigimos ya caminando hacia la casa de Junior, queda a unas cuadras de donde me bajé del taxi.
Ya todos reunidos, decidimos comprar un ron y un whisky para ir bien “empilados”, después de consumir todos nuestros productos, un poco “picados”, nos ponemos de acuerdo y creemos que ya es hora de ir a Aura, pues ya casi era medianoche.
Los efectos del alcohol. En camino a nuestro a destino, dentro del taxi, le hacíamos bromas al taxista, conversábamos con él, le pedíamos consejos, etc., el chofer nos odió.
Nos bajamos en la Av. Armendáriz, para ingresar a larcomar y posteriormente llegar a la disco, habían bastantes personas aproximadamente de entre 19 y 30 años, público objetivo de los establecimientos de esa zona.
Al entrar a Aura, nos encontramos con un grupo de amigas, y rápidamente las sacamos a bailar, la música que pasaban era pachangas, totalmente diferente a todo lo que escuchaba en las discotecas de Trujillo, ya que ahí básicamente pasaban cumbia, ahora este género también me gusta. El sitio tenía muchas luces, y una buena distribución, una gran pista de baile y barras. Esta es una de las discotecas más frecuentadas por la juventud de las clases A y B de nuestro país.
Cansados de bailar, Junior y yo, nos ponemos a conversar sobre toda esa semana que pasó, contándole las “juergas” de mi viaje y también un poco al congreso al que fuimos. Lo más interesante y apasionante que hablamos fue el empate a último minuto de nuestra selección de fútbol sobre la selección argentina, la comitiva que fue de viaje, fuimos a ver el partido en una bar “Jano’s”, en el cual había una pantalla gigante, todos nos volvimos locos de euforia cuando el “loco” vargas comenzó a correr y finalmente el “cholo” Fano metió el balón en el arco rival.
Finalmente, ya a muy altas horas de la madrugada, decidimos cada uno ir a sus respectivos hogares, además que yo personalmente ya estaba casi muerto, después del viaje y de este difícil trabajo de campo.
Aura un buen lugar para ir a “tonear” de vez en cuando, yo creo que todo en exceso se hace rutinario y aburrido.
Además de informarme a dónde iremos, quedamos en como iremos, nos pusimos de acuerdo en encontrarnos en su casa para hacer unos “previos” y poder ir “empilados a nuestro destino.
Después de hablar por teléfono, entré un rato al MSN para ver quienes estaban conectados y si había alguien interesante con quien conversar un rato mientras la terma calentaba el agua para poder bañarme. Además, me di un tiempo para revisar el correo electrónico de la Universidad, ya que el profesor Súnico, envía mails a cada rato, y ya como había faltado a dos de sus clases, mis primeras faltas, debía ponerme al día y “chequear” si nos había mandado algún trabajito.
Para mi mala suerte, si, el “profe” envió dos mails, el primero informando que debemos leer el libro “Ojo por Ojo” para el parcial, y el segundo en el cual nos avisa que este viernes debemos presentar la nota informativa y la crónica.
Al acabar de leer este e-mail pensé, “Tengo una buena excusa para salir, para mi mala suerte deberé ir a divertirme, ya que es un trabajo para el curso…”
Después de apagar la computadora subí al segundo piso de mi casa para ir a bañarme, ya bañado me cambié, converses rojas, un Jean azul y una camisa negra.
Antes de salir, les pedí permiso a mis padres, aunque de todas formas no se podrían negar, ya que quisieran o no, era un trabajo obligatorio del cual depende mi nota parcial.
Ya con la autorización y también con el dinero que me dieron para estar tranquilo durante mi noche de “juerga-trabajo”, salí de mi casa, queda en el distrito de La Molina, unas cuadras más abajo de la ”pre” de nuestra universidad.
Tomo un taxi, y le digo que me lleve hasta el cruce de la Av. Benavides con la Av. Caminos del Inca, ahí me encontré con unos amigos y nos dirigimos ya caminando hacia la casa de Junior, queda a unas cuadras de donde me bajé del taxi.
Ya todos reunidos, decidimos comprar un ron y un whisky para ir bien “empilados”, después de consumir todos nuestros productos, un poco “picados”, nos ponemos de acuerdo y creemos que ya es hora de ir a Aura, pues ya casi era medianoche.
Los efectos del alcohol. En camino a nuestro a destino, dentro del taxi, le hacíamos bromas al taxista, conversábamos con él, le pedíamos consejos, etc., el chofer nos odió.
Nos bajamos en la Av. Armendáriz, para ingresar a larcomar y posteriormente llegar a la disco, habían bastantes personas aproximadamente de entre 19 y 30 años, público objetivo de los establecimientos de esa zona.
Al entrar a Aura, nos encontramos con un grupo de amigas, y rápidamente las sacamos a bailar, la música que pasaban era pachangas, totalmente diferente a todo lo que escuchaba en las discotecas de Trujillo, ya que ahí básicamente pasaban cumbia, ahora este género también me gusta. El sitio tenía muchas luces, y una buena distribución, una gran pista de baile y barras. Esta es una de las discotecas más frecuentadas por la juventud de las clases A y B de nuestro país.
Cansados de bailar, Junior y yo, nos ponemos a conversar sobre toda esa semana que pasó, contándole las “juergas” de mi viaje y también un poco al congreso al que fuimos. Lo más interesante y apasionante que hablamos fue el empate a último minuto de nuestra selección de fútbol sobre la selección argentina, la comitiva que fue de viaje, fuimos a ver el partido en una bar “Jano’s”, en el cual había una pantalla gigante, todos nos volvimos locos de euforia cuando el “loco” vargas comenzó a correr y finalmente el “cholo” Fano metió el balón en el arco rival.
Finalmente, ya a muy altas horas de la madrugada, decidimos cada uno ir a sus respectivos hogares, además que yo personalmente ya estaba casi muerto, después del viaje y de este difícil trabajo de campo.
Aura un buen lugar para ir a “tonear” de vez en cuando, yo creo que todo en exceso se hace rutinario y aburrido.
RODRIGO EDUARDO BELTRÁN AMÉSQUITA
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